DIY: Tubos sensoriales



Nunca pensé que en un blog mío fuera a haber un DIY, pero mira, nunca digas nunca, y menos en esto de la maternidad.

Hoy os traigo algo muy chulo que preparé en una sola tarde (es muy muy fácil) y cuyo resultado me ha encantado. Se trata de unos tubos sensoriales caseros muy populares en la filosofía Montessori. Bueno, esto de que son populares en la filosofía Montessori en realidad lo intuyo yo, ya que toda esta escuela de pensamiento pedagógico da mucha importancia a la estimulación sensorial -un tema que estoy empezando a investigar y me fascina-, así que entiendo que estos tubos podrían encajar perfectamente ahí. Sea como fuere, me parecen un juguete casero muy bonito y una forma muy interesante de empezar a experimentar con los colores, la luz, las texturas y el movimiento.

Sin más, paso a enumerar el material que necesitáis para crearlos. Como ya os he dicho, es una manualidad muy sencilla y bastante barata si utilizáis elementos que ya teníais, que es lo que he hecho yo. 
  • Unos tubos. Son la materia prima de la manualidad, y fue lo que más me costó encontrar. Fui a varios establecimientos buscando unos tubos lo suficientemente grandes como para que su contenido "se luciera" pero lo suficientemente pequeños como para que un bebé de cinco meses pudiera agarrarlos. Además, los necesitaba de plástico, no de cristal (para que no se rompiesen), transparentes, y con un tapón que se pudiera sellar (no de corcho ni nada por el estilo). En ningún sitio encontré nada parecido. Pero como siempre, Internet proveyó, y en Amazon encontré estos que cumplen exactamente con lo que buscaba. Una vez en mano, la única pega que le veo es que el plástico es algo blando para mi gusto, pero bueno. Por lo demás están muy bien, porque su base es plana y así pueden sostenerse sobre sí mismos.
  • Un relleno. Aquí las posibilidades son infinitas. Mi intención era hacer un arcoíris de color, así que utilicé unas cuentas diminutas que tenía guardadas de hace mucho mucho tiempo de cuando hacía pulseras de pequeña con mi hermana. En su día recuerdo comprarlas en la mercería, pero hoy en día las podéis encontrar también en tiendas de abalorios y por supuesto en Internet. Y la verdad es que quedan genial, ya que al caer crean un "efecto purpurina" precioso. Pero como os he dicho, hay muchas opciones: podéis poner botones pequeños, confeti metálico, otro tipo de cuentas... lo que se os ocurra.
  • Aceite de bebé para masajes. Es el líquido con el que he rellenado los botes. Si lo hacía con agua no quedaba lo suficientemente denso y las bolas caían enseguida. De esta forma, bajan más lentamente y se van pegando a las paredes del bote, y es bastante hipnótico. Vera se queda embobada mirándolo y yo también. Tampoco me funcionó mezclar agua con aceite: la mezcla no se queda bien y la densidad del líquido seguía siendo insuficiente. Así que, al final, todo aceite. He usado aceite de bebé, aunque yo creo que serviría igual cualquier aceite corporal. Yo los primeros botes los hice con una botella del aceite de Johnson's Baby que tenía por casa, y para los siguientes compré una del de Mercadona, que también va genial. 
  • Pegamento.  Por último, necesitáis un pegamento fuerte, de estos líquidos, para cerrar el tapón y que quede bien sellado y el bebé no pueda abrirlos. Yo he utilizado uno de la marca Compact, pero vale cualquiera. En cualquier caso, y aunque creo que ha quedado totalmente cerrado, es algo que sólo le dejaré manipular a Vera cuando esté yo o algún otro adulto presente.
Y bueno, dicho esto, tampoco hay que ser Einstein para adivinar cómo se hacen los tubos: echas el aceite y le metes el relleno. La cantidad y el tipo de relleno, a gusto del consumidor. Y a partir de ahí, ¡a jugar! Yo, por el momento, lo que hago con Vera es simplemente enseñárselos, porque es la única forma de que vea cómo las cuentas suben y bajan, ya que está en plena fase oral y lo primero que hace cuando coge algo es metérselo a la boca. Evidentemente, muchas veces se lo dejo para que los coja y los explore con la boca, porque sé que esa es su forma de obtener información de los objetos, pero la mayoría de las veces se los enseño yo. Más tarde, cuando ya sea capaz de manipular mejor las cosas e incluso se siente solita, se los dejaré mucho más a menudo para que juegue con ellos a su antojo.

De hecho, este es un juguete que creo que podría habernos servido desde hace ya mucho tiempo. Puede que incluso a partir de los dos meses pudierais sacarle partido ya que, como os he dicho, es algo muy hipnótico y creo que podría calmar el llanto de un bebé de esa edad con relativa facilidad (hasta que se canse de mirarlo y se vuelva a acordar de por qué lloraba, claro).

Así que nada, hasta aquí mi primer DIY, que ya os digo de antemano que no será el único, porque mi cabeza está en ebullición y se me han ido ocurriendo muchas cosas que espero poder compartir por aquí. Pero mientras tanto, aquí os dejo esto que, no sé si yo me he venido muy arriba o qué, pero me parece muy bonito. 

Y hasta aquí por hoy. Nos leemos la semana que viene.

Un abrazo,

Clara.

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Comentarios

  1. Los productos sensoriales para niños son una excelente manera de estimular su desarrollo y creatividad. Estos juguetes y materiales ofrecen una experiencia táctil y visual única, ayudando a los pequeños a explorar y aprender de forma divertida.

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