Los mejores cuentos para el segundo año

¡Hola a todos!

¿Cómo estáis? Por aquí todo bien, muy contenta de poder traeros uno de los post que más me gusta publicar y que he ido preparando muy poquito a poco. Básicamente, desde hace un año.

Como sabéis los que me leéis desde hace tiempo, desde que soy madre me he enamorado de los cuentos infantiles y tengo la suerte de que Vera se ha dejado abducir y se ha contagiado de ese amor. Ya el año pasado os hablé de los mejores cuentos para el primer año de vida de un bebé y ahora vengo con los mejores cuentos que hemos descubierto desde que Vera tiene 12 meses hasta ahora, que cumplirá dos años en solo unos días (madre mía!!).


Como ya dije en nuestra lista del año pasado, están todos los que son pero no son todos los que están. Y es que con este "top 10" no he querido limitarme a reproducir el hashtag #loscuentosdevera con el que cada cierto tiempo os enseño en Instagram nuestras nuevas adquisiciones, sino que he procurado estrujarme la cabeza para intentar ceñirme a los que, de verdad, son más adecuados para esta franja de edad (aunque ya sabéis que tampoco esto es algo en lo que yo crea mucho, si a un niño le gusta un cuento, qué más edad la edad para la que esté recomendado) o a los que hubiera querido tener sí o sí este año si solo hubiéramos podido comprar/sacar de la biblioteca 10.

Sin más dilación, aquí va la lista. He intentado ordenarlo más o menos de menor a mayor edad. Al final,  un bebé de los 12 a los 24 meses cambia muchísimo y no es lo mismo dar un cuento en un momento que en otro. Así que los primeros que aparecen serían para la primera parte de ese segundo año de vida, es decir, un bebé que tiene un año y poco; y los últimos de la lista son ya para casi los dos añitos.

Y ahora sí que sí, vamos a ello:

-Violín: ¿A qué niño no le gusta este cuento? Recuerdo que una vez íbamos Vera y yo cantándolo por la calle y una madre y su hijo que pasaban cerca con su carrito se pusieron también a cantarlo. Es que es un hit en toda regla. Es un cuento musical, que esto ya sabéis que es algo que me encanta, pero que además incita mucho a la gesticulación (imitar cómo se tocan los instrumentos, hacer las palmas, dar el beso al final... recuerdo como al principio de leérselo, cuando llegábamos a la página del beso, Vera me ponía la carita para que le diera un beso... ains, qué tiempos.... no como ahora, que pasa de mí jajajajaj). Pues eso, que es un cuento muy cortito pero muy animado y poético, como todos los de la colección De la cuna a la luna, de Kalandraka, y que yo os recomiendo un montón.



-Colección de lo colores, de Combel: esta es probablemente mi colección de cuentos infantiles favorita. Quienes me seguís por Instagram ya sabéis lo fan que soy de estos cuatro cuentos (por ahora están Rojo, Azul, Amarillo y Verde, y en unos meses saldrán Negro y Blanco) que en casa hemos convertido en cuentos cantados (he ido publicando las canciones en mi cuenta de Instagram, por si estáis interesados). Son cuentos que me parecen particularmente interesantes porque tienen muchísimo vocabulario y además muy variado, y siempre ponen algún detalle literario o artístico, como sacar a Picasso o a Van Gogh y de algún lugar del mundo, como la estatua de la Libertad o las Pirámides de Egipto. Además, cómo no, sirven para aprender los colores pero de una forma que no trata a los niños con si fueran tontos (no me gustan nada los cuentos del tipo "vamos a aprender el amarillo" o "mi primer cuento de los números"). Lo dicho, que es una colección fantástica, y os aseguro que Vera coincide conmigo, porque le encantan. Cada pocos días le voy rotando los cuentos para que no los tenga siempre todos a la vista y no colapse, y el día que no le pongo los cuentos de los colores, al final siempre me acaba pidiendo que los saque. Y por cierto, se sabe todas las canciones. Esto de musicalizar los cuentos viene genial para la memoria.


-Opuestos: Este es otro cuento que también ha dado mucho juego. En este segundo año de vida de los bebés es cuando empiezan a entender conceptos como arriba/abajo, dentro/fuera/, grande/pequeño, abierto/cerrado y cosas así. Este cuento, que además tiene lengüetas, nos sirvió durante mucho tiempo para eso. Y si además lo acompañas de una buena dosis de hacer el payaso, que es algo que en nuestra casa se da por supuesto cuando leemos cuentos, la diversión está asegurada.



-Soy un armario: en el segundo año de vida de los bebés, al menos así lo he sentido en mi hija, florece en ellos un interés brutal por tener información acerca de los temas sobre la vida cotidiana y los temas prácticos de nuestro día a día. Me refiero a cosas como ser consciente de que vas a la pescadería, a comprar el pan, de que estamos poniendo una lavadora o de que vamos a preparar la comida. También sobre su propio cuerpo, y el famoso "yo solita". En mi plan para favorecer su autonomía, intento que, cuando su humor se lo permite -y el tiempo también-, se vista más o menos sola. Y este cuento es una ayuda para eso, así como para aprender los nombres de las prendas, dónde va cada una etc... el autoconocimiento, vamos. El cuento forma parte de una colección en el que también están Soy una bañera y Soy una Nevera, aunque nosotros solo tenemos este.


-La noche oscura: lo que más me gusta de los cuentos, ya lo he dicho alguna vez por aquí, no es que enseñen algo concreto, ni que nos ayuden a conseguir esto o lo otro -todo eso, si al niño le gusta el cuento, llega solo y sin esfuerzo, no es necesario centrarse en ello- sino el mero placer de leer un cuento con tu bebé. Nada más y nada menos. Un cuento bonito. A mí, como adulta, me gusta bastante la poesía, y este cuento sería algo similar a poesía para niños. Además, tiene el incentivo de tener mecanismos móviles, que es algo que siempre llama la atención. De hecho, este es uno de los libros que más entretienen a Vera (en general ella se entretiene bastante sola con sus cuentos. Ya sabéis lo difícil que es que los niños de dos años jueguen solos, y ya os digo que Vera en absoluto juega sola a su rollo un buen rato, pero sí que pasa varios momentos en los que igual se tira sus 15 minutos ahí sentada en su mundo mirando sus cuentos, y este es uno de los que más le gusta mirar sola).


-Mi primer libro de arte: el amor: y hablando de cuentos bonitos, no podría faltar este. ¿Y qué digo bonitos? Preciosos. Este cuento maravillosamente editado por Phaidon nos cuenta, a través de obras de arte de todos los estilos, qué es el amor. No exagero si os digo que es uno de los cuentos más bonitos que he tenido en mis manos. Y a Vera le gusta mucho, tiene sus obras favoritas, conoce algunos pintores y es muy gracioso porque de pronto te suelta alguna frase aleatoria del libro tipo "el amor es compartir" y cosas así. Lo dicho, para nosotros ha sido un éxito total este año y estoy segura de que será un cuento que seguiremos disfrutando durante mucho tiempo. Forma parte de una colección en la que también está incluido El Sueño y La Felicidad. Nos encantan todos. 


-¿Dónde está Spot?: uno de los favoritos de Vera y con los que más se divierte. Es uno de esos cuentos que no compro porque sean bonitos, poéticos o porque traten una temática concreta, sino, sencillamente, porque sé que a Vera le van a encantar. Y así fue. Spot es todo un clásico y un cuento "de mayores", ya que tiene lengüetas a través de las que ir buscando a Spot por toda la casa. Ya sabemos que la dinámica busca-encuentra funciona muy bien con los bebés, yo creo que no hay niño al que no le guste. Os aseguro que si compráis el cuento de Spot, va a acabar desgastado de tanto usarlo.


-Oso pardo, oso pardo ¿qué ves?: este es un cuento muy bonito y con una estructura bastante repetitiva que hace que sea, de alguna manera, poético. Tiene también cierto grado de interactividad porque tiene pestañas deslizables. Como siempre, este cuento me gusta porque sí, sin más, me parece bonito y divertido, y por eso lo compré. Pero si buscáis más motivos, con él se pueden "trabajar" bastantes cosas: los nombres de los animales, los colores, los conceptos de grande y pequeño...


-Nosotros: como decía antes, el segundo año de vida está marcado, entre otras cosas, por el descubrimiento de uno mismo (esto en realidad me lo estoy inventando un poco jajaja, igual es cierto o igual no, yo me refiero a lo que he visto en Vera). Vera ha tenido mucho interés en aprenderse las partes de su cuerpo, las prendas de ropa... cosas así. Este cuento lo compré en la feria del libro de nuestra ciudad, y tardé varios meses en dárselo a Vera, porque quería esperar a que ya tuviera cumplidos los dos años. Básicamente, me parecía un cuento para más mayores. Pero estaba equivocada. Nosotros es un cuento muy sencillo sobre el cuerpo humano, pero que no es solo cabeza-manos-pies, sino que introduce conceptos como el intestino, estómago y cosas así, pero todo con un lenguaje muy simple y un diseño muy muy chulo que hace que al niño le entre por los ojos. En su día hice un vídeo con el cuento en Instagram, os recomiendo que lo veáis. Y eso, que menos mal que me decidí a sacarlo antes de tiempo (en realidad no fue así, Vera lo descubrió y no tuve más remedio que dárselo) porque ha sido sin duda uno de los favoritos de Vera, le encanta (y ya de paso me ha ayudado a convencerla para lavarse los dientes...). Personalmente, es uno de mis favoritos de su colección.


-¡Vamos a poner caras!: Este es otra de las estrellas de nuestra colección. No sé si a vuestros hijos les pasa, pero a Vera le encanta ver fotos de niños, fotos reales, y que le explique lo que están haciendo (hemos estado varias semanas con el catálogo de Ikea en la mesilla leyéndolo una y otra vez y buscando dónde estaban todos los nenes...). Es por esto que cuando vi este cuento, supe que le gustaría. Pero más me gustaba a mí, porque yo estaba buscando algún cuento con el que iniciarla en el mundo de la educación emocional, que tan de moda está.  No quería hacer nada demasiado ambicioso, sino, simplemente, ponerle nombre a las cosas, que no es poco. Al ponerle nombre a las cosas le están dando recursos a tu hijo para que te explique cómo se siente, para que comprenda el proceso que le ha llevado hasta allí y para que sepa que no hay emociones buenas ni malas, y que todos nos sentimos bien y mal en algún momento.


Pues hasta aquí mi selección de este año. Espero que os haya gustado, yo la verdad que me he divertido escribiéndolo. Me he dejado fuera de la lista cuentos que verdaderamente me rechiflan, tanto a mí como a Vera, pero, como dije al principio, he intentado ceñirme a los que creo que verdaderamente serían más adecuados para la etapa 12-24 meses. Así que nada, nos vemos por Instagram, donde os seguiré enseñando cositas. Y si el año que viene esto sigue vivo, os hablaré de lo que más nos haya gustado hasta entonces.

Un abrazo y gracias por leer.

Clara.


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