Cuentos para acercar el arte a los niños

¡Hola a todos! ¿Cómo estáis?

Bueno, yo vengo con un post que no exagero si os digo que lleva años en mis notas del móvil esperando a ser acabado. Y hoy, por fin, ve la luz. Y bueno, quería traeros este tema porque creo que, en general, el arte, en su sentido amplio, es algo que engancha mucho a los niños, porque está en su propia naturaleza. Arte no son solo los Museos o Frida Kalho -que también-, arte es el proceso, la aventura y el placer de crear algo. Como siempre, además, los cuentos pueden ser puntos de partida para un montón de transformaciones, preguntas, exploraciones y creaciones, y veréis como con los libros que aquí os traigo os van a dar ganas de poneros manos a la obra con vuestros peques. Y bueno, el hecho de que hoy sea el Día de los Museos pues es una excusa como otra cualquiera para hacer yo aquí una de mis listas de cuentos que tanto me divierten. 

Y como no tengo intención de enrollarme demasiado, paso ya a la lista de cuentos. Ya sabéis que intento siempre ordenarlos según edad, empezando por los cuentos para más peques y acabando con los de más mayores, pero como siempre digo esto es muy, pero que muy relativo.


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¿Dónde está Frida Kahlo? Uno de los libros que más he leído a mi bebé. Un nuevo ejemplar de esta fantástica colección para bebés de a partir de siete-ocho meses, cuando les encanta descubrir las cosas que hay escondidas y el juego del cucú-tras. Esta vez, con artistas. Muy chulo.

-El artista que pintó un caballo azul: los cuentos de Eric Carl son arte en sí mismos. Es decir: da igual cual sea su temática, no importa si es la Pequeña Oruga Glotona o el Oso Pardo: exponer a los niños a sus obras es, sencillamente, exponerlos al arte, porque eso es lo que él era, un artista. Aún así, hay algunas de sus creaciones que son especialmente bellas y que invitan a crear, y esta es una de ellas. Concretamente, la persona en la que Carl se inspiró para escribir y dibujar este cuento fue en Franz Marc y su cuadro del caballo azul, artista al que conoció gracias a su profesora Herr Krauss -a la que le ha dedicado varios de sus libros-, que dio clase a Carl cuando este pasó una temporada en Alemania durante el Nazismo. Su profesora se arriesgó a enseñarle a pintores vanguardistas y expresionistas, a pesar de que el régimen Nazi prohibía la difusión de las obras de estas corrientes. Me encanta esta historia, en serio. Vivan los profesores valientes. Y bueno, que el cuento es muy bonito, muy para a partir de un año, porque son animales de colores, dos temáticas que funcionan muy bien en esa edad. 


-Pequeño Museo: una sucesión de obras de arte en la que, en cada página, se destaca una palabra acompañada de un cuadro, destacando normalmente algún detalle de este. Además, es una edición bilingüe. Muy buen cuento para leer a partir de los 18 meses.


-Mi Primer libro de arte: El Sueño. Este es uno de los cuatro libros de esta fantástica colección que me parece estupenda para a partir de dos años, aunque se puede empezar a leer antes (a mis dos hijas se los he leído siempre alrededor del año y medio, y a ambas les han gustado mucho). En cada uno de los cuentos (además de este, hay otro sobre El amor, otro sobre La amistad y otro sobre La felicidad) se elige un tema y se van presentando distintas obras (no sólo pinturas, también esculturas o instalaciones artísticas) en torno a ese tema. Además, se van hilando narrativamente de una forma muy interesante, con un lenguaje poético y sencillo. En mi casa, estos libros triunfan mucho. 


-Mi museo: este cuento sin palabras (un formato que, ya lo he dicho un millón de veces por aquí, me entusiasma) me encanta. Ir a un museo con los niños es una de mis actividades favoritas para hacer con ellos, y me encanta además ver a los niños conquistando los museos y reclamándolos como espacios de la sociedad que también les pertenecen. Valoro muchísimo, además, los Museos que no solo no temen la presencia de los niños en sus salas, sino que la celebran, pensando propuestas de calidad y vanguardia para ellos (en este sentido, este verano estuvimos en Londres y, en fin, flipé). Y, bueno, que este cuento me gusta un poco porque resumen toda esa filosofía: es una celebración de la visita de un niño a un Museo, y por eso vemos en sus páginas cómo la mirada del niño lo impregna todo.


-Veo y cuento en el arte: un cuento muy chulo, de esos que sirven para niños de un año pero también de dos, tres, cuatro o cinco. Es un cuento en el que hay que contar -o buscar, simplemente, si aún no sabes contar- cosas. Por ejemplo, una mosca, cuatro peces, cinco huevos... cada una de ellas, en un cuadro distinto. 


-Colores: este es uno de mis cuentos favoritos de la historia (no en vano está incluido en mi lista de favoritos para los 2 años). La primera aproximación de los niños hacia el arte no tiene por qué ser a través de los Museos -de hecho, lo normal es que no sea así-. El arte es también, y fundamentalmente, combinar, experimentar, mezclar, divertirse, explorar y ver qué pasa. Son procesos que le salen intuitivamente a los niños. Y este cuento es perfecto para ello. Te pide que cojas un poco de este color, que lo mezcles con el otro, que lo agites para acá y para allá a ver qué pasa... es un libro muy divertido y que a los niños les suele encantar. A partir de dos años. 


-El juego de las formas: pasar un día en el museo es un planazo familiar, y en este cuento, el autor narra aquel día en el que, por su cumpleaños, fue al Museo con su familia, y cómo ese día cambió su vida, a pesar de que no es que hicieran allí tampoco nada extraordinario. Porque ver un museo con niños no es solo decirles "mira esto qué bonito", es fijarnos en los personajes, en ver si conocemos a alguien que se le parezca, es un "mira, me encantaría tener ese vestido", es contarles quién era la mamá y quién la hermana y quién la prima, es elegir nuestro cuadro favorito, buscar un detalle en el cuadro o sacar la libreta y ponerte a dibujarlo... y este cuento es un libro fantástico para recordar a los niños ese sencillo placer que puede ser visitar un museo. 


-¡Mira qué artista!. Aquí un colección de cuentos muy completa e informativa, para lectores más mayores, yo diría a partir de siete años (aunque este tipo de libros siempre pueden leerse antes, basta con no dar toda la información y centrarse en lo más importante/llamativo). Son distintos libros, cada uno para un artista o una obra en concreto, que dan un montón de datos y enseñan las obras de una forma muy buena, jugando mucho con el diseño del libro. 


-Aventuras en el Museo Del Prado: este cuento os lo recomiendo especialmente, como es normal, si vais a ir al Museo Del Prado. El libro selecciona algunas de las obras más míticas del Museo y les explica a los niños la obra de una forma estupenda y muy cercana a ellos. Yo lo tengo fichadísimo para cuando visitemos el Prado, algo que está en mis planes desde hace tiempo.


-Yo me pregunto... el arte. La colección "yo me pregunto" abarca un montón de temáticas distintas, tratadas siempre muy bien, como sólo Usborne sabe hacerlo: de una forma amena, atractiva, sencilla y que engancha. En este cuento sobre el arte, que se puede leer a partir de tres años, pero perfectamente también con cinco o seis, los niños descubren obras, estilos, artistas y curiosidades, todo de una forma muy visual. 


-Conoce por dentro un museo: no es lo mismo un Museo Arqueológico que uno de Bellas Artes, uno de Historia Natural que uno de Arte Moderno. Todas estas categorías se presentan y  explican en este interesante libro informativo que puede fomentar mucho la curiosidad de los niños. 


-¿Cómo lo ves? Para a partir de tres-cuatro años, este cuento hace un recorrido bastante asequible por distintos artistas, abarcando desde Basquiat hasta Bansky, y haciendo ver a los niños cómo una misma cosa es vista y representada de manera muy distinta dependiendo del artista y su mirada.


-Josephine Baker, de la colección Pequeña y Grande. El arte va mucho más allá de la pintura y, por supuesto, de los Museos. El arte también puede ser la moda, la arquitectura, la música o el baile. Y por eso he querido traer aquí a colación este álbum ilustrado que narra la vida de la famosa bailarina estadounidense, de esta colección de cuentos biográficos que tanto me gusta, y en la que hay muchos personajes artísticos con los que inspirar a los niños, como pueden ser Frida Kahlo, Viviene Westwood, Federico García Lorca, o Carmen Amaya, entre otros. 



-El Punto: este cuento me gusta mucho porque toca muchas cosas además de el arte. Principalmente, lo importante y determinante que puede ser para un niño un maestro que crea en él, le impulse y le anime. Es, de hecho, además de un cuento artístico, un cuento perfecto para regalar a profes. Para a partir de tres años. 


-Las tijeras de Matisse: para a partir de cuatro años. Un cuento muy tierno e inspirador sobre el pintor francés. Me gusta especialmente porque le habla a los niños de forma cercana, y vemos en un Matisse ya enfermo y mayor la misma curiosidad que se puede encontrar en un niño. Es, además, un cuento que invita mucho a los niños a crear y a sacar el artista que llevan dentro. Además, Matisse es uno de esos artistas que de vez en cuando se trabajan en el aula, con lo cual, es posible que les suene. El cuento, además, puede servir para tener otras conversaciones, como, por ejemplo, para hablar de la muerte -aunque no es en absoluto el tema principal del cuento y, de hecho, se trata de forma metafórica, con lo cual, muchos niños ni se dan cuenta si son pequeños-. 


-Desde la ventana: vida y arte de Marc Chagall. Tuve la suerte de asistir, hace unos años a una fantástica exposición de Chagall y, desde entonces, es uno de mis pintores favoritos. Es, además, un artista con el que se engancha a los niños fácilmente: sus obras son muy visuales y -algunas, otras no- más o menos fáciles de entender. Y luego, muchas, además, tienen ese punto de realismo mágico que a los niños les puede llamar mucho la atención, como una cabra volando mientras toca el violín. Pues bueno, este es un cuento biográfico que explica, de una forma muy bonita y haciendo un repaso a toda la iconografía mítica de su obra, toda su vida, desde que nació en su Rusia natal hasta todos los países por los que pasó huyendo de las Guerras. Para a partir de cuatro años.


-El sonido de los colores: de la misma colección que el anterior, la idea es un poco la misma, pero esta vez el protagonista del cuento es Kandinsky. Me gustan especialmente estos cuentos porque sus protagonistas nunca están escogidos al azar: al igual que Chagall, Kandisky fue un joven que no se conformó con la vida que se esperaba para él, que no se asustó porque su círculo más cercano no entendiera lo que él quería hacer, y que se entregó a su pasión dejando además una huella muy característica. 


-Yayoi Kusama covered everything in dots and wasn´t sorry. He querido incluir este cuento que compramos una vez que tuvimos la inmensa suerte de visitar -y interactuar- en un Museo con una instalación artística temporal de Yayoi Kusama que estuvo chulísima, porque, aunque está en inglés, me gusta mucho (y sinceramente, no he encontrado nada en español que me entusiasme así sobre esta artista). Seguramente, muchos de vosotros conozcáis a Yayoi Kusama por su arte en general y porque últimamente es una artista que se ha puesto muy de moda para trabajar en los coles, especialmente en la etapa de Infantil, puesto que su estilo (llenarlo todo de puntos) se presta mucho para ser trabajado a esas edades. Pues bien, este cuento -perteneciente a una colección muy chula en la que también se cuenta la vida de otros artistas, como Jackson Pollock o Bansky- es una forma muy buena y divertida de acercarle a los niños la historia real que hay detrás de esa mujer que pone puntos por todas partes (a mi hija le encanta la página donde sale el vestido que diseñó para que dentro cupieran 25 personas). 


-100 conceptos sobre arte: este libro está muy bien, porque explica a los niños, literalmente, 100 conceptos sobre arte de una forma muy sencilla -un párrafo- acompañados de una ilustración. Gracias a este libro, los niños entenderán qué quieren decir cosas como "futurismo", "composición", "paisaje", o "simbolismo". Me cuesta trabajo definir una edad para leer este libro, teniendo en cuenta además que es más bien un libro de consulta para ir mirando de vez en cuando, en lugar de un libro que te sientas y lo lees de una -aunque esto también se puede hacer-. Supongo que si el niño lo quiere leer solo es para edades más avanzadas, tipo siete años o así, pero si se lo vas a leer tú, a partir de los cinco puede ser ya muy interesante. 


Y bueno, con esto y un bizcocho, acabamos. Me gustaría antes de acabar este post hacer una pequeña reivindicación, que aunque ya he ido dejando por ahí, me parece importante volver a resaltar, y es la de reclamar la presencia de los niños en los Museos y en los espacios artísticos -en todos los espacios, en el conjunto de la sociedad, en realidad, pero bueno, hoy estoy hablando sobre lo que estoy hablando-. Y no sólo reclamar su presencia y defenderla, sino además defender que un Museo que quiera estar en la vanguardia, en la sociedad del siglo XXI, debe distinguirse por presentar propuestas de calidad hacia los niños, que deben de ir más allá de darles una hoja para que pinten o ponerles un vídeo, sino que se busque ofrecerles calidad. Porque, de verdad, cuando te pones a mirar las cosas que hay por ahí, es alucinante. Aunque a veces, en realidad, ni siquiera hacen falta grandes inversiones, solo un cambio en la mirada. Que se permita a un niño tirarse en el suelo de un Museo, abrir su libreta, y ponerse a dibujar lo que está viendo, ¿y por qué no? Sé que son muchos los que ya lo hacen pero también sé que es algo que sigue chocando, pues hagámoslo cada vez más. Y bueno, desde aquí agradecer a todas las personas e Instituciones que entienden que una sociedad democrática no puede construirse sin los niños, y por ejemplo me gustaría destacar la figura de Miquel Del Pozo Puig, que realiza talleres de lo más interesantes sobre cómo los Museos pueden acercar el arte a los niños. 


Sin más, hasta aquí por hoy, perdón por la parrafada. Y si has leído hasta aquí, pues olé tú, ¡y gracias!

Un abrazo,


Clara.


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